sábado, 12 de agosto de 2017

¿QUÉ PASA DESPUÉS DEL ALMUERZO?

Cada porción de alimento que llevamos a nuestra boca requiere de un largo proceso para ser absorbido en forma de nutrientes o en su defecto ser desechado del organismo. Este proceso inicia en la boca; después de la masticación y la deglución del alimento (etapa de ingestión), sólo se requieren de 5 a 10 segundos para que descienda al esófago y entre al estómago, donde permanece de 2 a 6 horas para su etapa de digestión, segregando jugos gástricos y mezclando en él otras sustancias que ayudan a formar el quimo.
La digestión final y la absorción de nutrientes se producen en el intestino delgado, que con aproximadamente 6 metros de largo almacena el alimento durante un periodo de 5 a 6 horas. Los primeros 25 cm del intestino delgado es llamado duodeno, donde el quimo proveniente del estómago es mezclado con jugos digestivos del páncreas, el hígado, la vesícula biliar y las células glandulares de la pared intestinal. Las otras regiones del intestino delgado, denominadas yeyuno e íleon actúan principalmente en la absorción de nutrientes gracias a las vellosidades y pliegues de este tubo, llevándolos luego a las células de los capilares o quilíferos. Los capilares drenan los nutrientes de las vellosidades y convergen en la vena porta hepática, un vaso sanguíneo que conduce directamente al hígado, dándole acceso a los aminoácidos y azúcares absorbidos después de la digestión, por lo que la sangre que abandona el hígado se va llena de los nuevos nutrientes que han entrado al organismo; desde el hígado, la sangre viaja hacia el corazón, que bombea la sangre y los nutrientes que contiene hacia todo el organismo. En 12 a 14 horas, el material no digerido se desplaza por el intestino grueso y las heces se eliminan a través del ano.  





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